Competencia

Lo reconozco, me gusta competir y ser competitivo.

Desde niño mis padres siempre me inculcaron demostrar ser el mejor sin importar el costo o el rival.

«Usted es muy inteligente y capaz, pero debe demostrarlo», me han dicho todos en casi 27 años de vida.

Mi competitividad en lo académico siempre me distinguió y mis últimos 3 años han sido desgraciados porque no lo he podido demostrar por distintas razones.

Pero mi deseo de demostrar ser el mejor no es solo en el estudio, sino en todos los aspectos, incluso cuando compito con alguien por la misma mujer.

Me frustro cuando quedo en el segundo lugar o más abajo, reconozco que no me gusta perder y no puedo estar como si nada ante la derrota, siempre me acostumbré a querer ganar, hasta esas cosas que son más azar que mérito propio.

No me duele perder amigos por querer demostrar de lo que soy capaz, que alguien sea mi amigo no es impedimento para verlo como rival si ambos tenemos el mismo fin.

Al final, todo en la vida son metas y resultados, y por eso, hay que demostrar que somos los mejores, y sobre todo, demostrarnos a nosotros mismos esas capacidades.