Un caos, nuestro caos

Después de 3 meses volví a escribir en el blog, he tenido en este tiempo muchas ideas pero ninguna la suficientemente fuerte para desarrollarla. La entrada de hoy es una respuesta a la entrada de blog que escribió Andrés Rodríguez (@ElPrinciperro) en El Tiempo titulada «Me mamé de Bogotá» (leer http://blogs.eltiempo.com/ojos-que-no-ven/2014/09/18/me-mame-de-bogota/ ).

Primero que todo, mi idea con esta entrada JAMÁS será decir que esta ciudad es una utopía donde no ocurre nada malo ni un imperio que marcó la historia al estilo Atenas hace un par de milenios o Xanadú en el siglo XIII cuando los imperios dominaban China, tampoco será justificar las infinitas cagadas que han hecho el gobierno distrital sea por malas decisiones o por omisión. Mi objetivo con esta entrada es mostrar que todos somos responsables del caos que es Bogotá, pero a pesar del caos podemos hacer de nuestra vida en la capital colombiana, aquella ciudad de todos, algo que no es «sobrevivir» sino «vivir en «confort»».

Les mentiría si les digo que nunca me han robado (hace casi 1 año me chalequearon en Transmilenio y me hurtaron la billetera con todos mis documentos y dinero) ni que nunca me han afectado los trancones (el Miércoles salí a las 8 am de mi casa y en un recorrido que usualmente se tarda algo menos de una hora de Colina Campestre a la Universidad Nacional me tardé el doble de tiempo), a amigos y familiares míos los han atracado de formas terribles y que dan ganas de cobrar venganza, pero solo lo pensamos por la rabia y la calentura del hecho, pero no queremos realmente rebajarnos a lo que criticamos. También me he tenido que enfrentar con la plaga de vendedores ambulantes en Transmilenio, incluso hace unos meses iba en la bicicleta y un conductor despistado me colisionó en algo que afortunadamente solo fue el susto y la ruptura de una llanta. Me han pasado cosas terribles, pero no por eso he dicho que odio esta ciudad ni que me mamé de ella.

Muchos dicen «en que en Bogotá pasa X y Y cosa» sin pasar de una conversación casual o de un lamento en redes sociales, pero muchas veces solo responsabilizamos al gobierno que como dije antes, no pretendo exonerar a nadie ya que está claro que entre la improvisación del Alcalde, las malas acciones del Concejo y la ineficacia de la Policía tienen parte importante de la culpa; pero tenemos que ser conscientes que nosotros como ciudadanos también somos culpables de que esta ciudad esté «muerta» como dice el bloguero citado. Un ejemplo simple: hay gente que tiene 2 carros para evadir el Pico y Placa y se queja de los trancones, eso es la culpa del ciudadano, pero el gobierno en contrapartida también tiene responsabilidad porque debería mejorar la calidad de sistemas de transporte público como los tan criticados Transmilenio y SITP para estimular su uso en detrimento de los vehículos particulares. Me pueden responder «el problema no son los 2 carros, sino no tener vías», pero debemos ser conscientes que no hay vías y que pasarán muchos años para que mejore la malla vial que de tiempo antes se quedó corta, y que mientras no se de solución satisfactoria no podemos seguir congestionando lo que ya está corto.

Entre otros ejemplos, nos quejamos de los accidentes pero no ponemos direccionales, nos pasamos semáforos en rojo, caminamos por la ciclorruta y no utilizamos puentes ni cruces semaforizados para pasar la calle; nos quejamos del problema de basuras pero no separamos la basura en nuestras casas y tiramos desde empaques de pasabocas hasta colillas de cigarrillo en la calle, o no recogen el excremento del perro cuando lo sacan a pasear; nos quejamos del hacinamiento en estaciones de Transmilenio pero no somos capaces de hacer una fila para entrar al bus ni dejamos salir primero o no dejamos cerrar la puerta de las estaciones y armamos una cruzada dentro del bus para lograr sentarnos en una silla que alguien recién desocupó, y puedo seguir dando muchos ejemplos pero todos van a la misma idea: si bien recuperar nuestra cultura ciudadana no arreglará todos los problemas, sí ayudará a que las cosas mejores y le mostrará a la contraparte (el gobierno) que si nosotros estamos dispuestos a realizar el cambio desde lo que nosotros podemos hacer, ellos también deberían hacer lo mismo.

Para concluir, a esta ciudad desde el Viernes 12 de Junio de 1992 a las 11:45 PM le debo mi vida ya que aquí nací y porque mis papás aquí se conocieron y formaron una familia, pero también le debo mi formación ya que estudié en un colegio reconocido de la ciudad y estoy estudiando una carrera en la Universidad más prestigiosa para ser un sustento para mi familia la cual muy seguramente también asentaré aquí. También acá he hecho gran porcentaje de mis amigos, es la casa del equipo del que soy hincha desde niño y es donde por más aburrido que esté cuando tengo voluntad de explorarla termino encontrando algún plan para pasar el tiempo (bibliotecas, museos, parques, centros comerciales, o así sea caminar por sus calles sin rumbo fijo). Por eso es que aunque esta ciudad se ha vuelto un caos, que al final es nuestro caos, no puedo decir NUNCA «Me mamé de Bogotá». Y no sobra decir, si usted solo se queja pero no colabora en lo que puede para hacer de esta ciudad algo mejor y tampoco propone soluciones, así como Bogotá es la ciudad de puertas abiertas para todo el que quiera venir a realizar su vida y retribuirle algo, también tiene puertas abiertas para que todo el que reniegue de ella se vaya.

Nos leemos en una próxima ocasión, y como dice nuestro himno «En la patria no hay otra ni habrá…».

Atardecer en la Avenida Suba.

Atardecer en la Avenida Suba.

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